De París para el mundo: Saint Laurent regresa a las pasarelas.

 

© Pascal Le Segretain

Pasan de las ocho de la noche, dos años de seguir las semanas de la moda me ha enseñado que los shows nunca empiezan puntualmente y si dicen ocho de la noche, siempre es 08:15, 08:30. El cielo oscuro hace resaltar la estructura de hierro de la Torre Eiffel, iluminada en sus típicos tonos amarillos y naranjas. Una pared de luces blancas en medio de la pasarela parpadea y la pantalla se ilumina con el nombre de la marca “Saint Laurent”, es el último show del segundo día para la Semana de la Moda de Paris, es el primer show físico de la casa de moda francesa en más de un año.

El ruido del tacón es el único sonido que retumba en mis oídos. Me pregunto si los invitados lo escuchan igual que yo. La esbelta figura en un largo vestido blanco fue enfocada y poco a poco el sonido de la música orquestal se hacía más fuerte, hasta que los tacones no eran más que una parte del atuendo.

Me era imposible ver a todas las modelos, los close ups al maquillaje o saltar de una chica a otra lo hacían un poco difícil. Jumpsuit rosa, azul, traje gris, pantalón a la cintura negro con blusa a rayas blancas y negras, las modelos más delgadas (característica esencial de la marca) caminaban sobre el liso (¿y húmedo?) piso color cascaron en forma de U, parecía que algunas lo hacían con dificultad, quizás sí estaba un poco resbaloso.


Se nos rompió el amor, de tanto usarlo.


Por un momento pensé que estaba imaginando, pero no, la música cambio sutilmente a una versión de la canción de Rocío Jurado “Se nos rompió el amor”, mientras las modelos continuaban por caminar la pasarela sin expresión alguna en el rostro, la mirada cubierta por lentes de sol o transparentes a pesar de ya no haber rastro alguno de la luz de día y usando las piezas diseñadas por Anthony Vaccarello.

Y si tenía dudas acerca del piso húmedo, el agua que comenzó a salir de la pared de luces como si se tratara de una cascada me lo confirmaba, pero eso solo era parte del espectáculo.

Las piezas de Anthony Vaccarello, usualmente me parecen las mismas siluetas, solo cambia el color o estampado, pero a final de cuentas no negaré que estos conjuntos son lo que significa la casa de Saint Laurent.

Personalmente, siempre me ha llamado la atención, esta vez no fue la excepción. Aunque fue una colección diferente a la que presentó para otoño invierno 2020 (ese fue el primer show que recuerdo ver), menos látex y más colorida. Colores pastel, azules, morados, rojos junto a los estampados de flores contrastaban con los negros. Estas piezas eran acompañadas de brazaletes dorados, labios rojos, guantes de cuero, collares y aretes grandes.

Mientras volvía a ver los atuendos no pude evitar pensar en la linea de Meryl Streep en The Devil Wears Prada: “¿flores? ¿para primavera? Que innovador. 



A 9196 kilómetros de distancia, fue así como se vivió el desfile de Saint Laurent en la Ciudad de México a través de Instagram.